Un hombre paralizado que vive con una interfaz cerebro-ordenador para moverse, hace historia

Tras un accidente de tráfico en 2004, Nathan Copeland, de 36 años, quedó paralizado del pecho para abajo, sin poder mover ni sentir ninguna extremidad. En 2014, participó en un estudio de la Universidad de Pittsburgh para personas con lesiones importantes de la médula espinal, con la esperanza de ver si su método de la interfaz cerebro-ordenador podría restaurar alguna función.
Copeland se operó sin dudarlo, aunque tuviera que someterse a una cirugía cerebral. El implante del tamaño de la goma de borrar de un lápiz que se le colocó en el cerebro tras la operación en 2015 le cambió la vida: gracias al conjunto de electrodos que agiliza los impulsos cerebrales, puede jugar a videojuegos y controlar equipos externos, como un brazo robótico que puede mover con el pensamiento.
Recientemente, Copeland cumplió siete años utilizando el sistema denominado BrainGate, que consiste en un set implantado en el cerebro con 100 agujas diminutas en el cráneo, cada una de ellas de un milímetro de largo, recubiertas de un metal conductor y dispuestas en una cuadrícula. Este sistema conecta las señales neurológicas a un dispositivo externo con un cable y funciona con un ordenador con un software para activar estas señales.
Cuando se instaló el sistema por primera vez, nadie, ni siquiera Copeland, sabía exactamente cuánto tiempo funcionaría el dispositivo, y pensaban que duraría un máximo de cinco años. Además, se basaba en experimentos realizados con monos durante ese periodo de cinco años, ya que ningún ser humano había utilizado antes este sistema. Sin embargo, resultó ser todo lo contrario a lo que se decía, y Copeland lleva siete años utilizando este sistema sin ningún problema, jugando y controlando su tableta.
Después de instalarse el primer dispositivo en 2015, Copeland comenzó a utilizar otros cuatro implantes activos y tres más como parte de la investigación. Diciendo que es consciente de que sus implantes pueden dejar de funcionar algún día y que no deja que la vida fluya y piense en cosas malas, Copeland explicó que si hay un nuevo desarrollo, todavía puede operarse y seguir disfrutando de su vida.
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