Mitski
Laurel Hell

Durante los últimos 10 años, la cantautora y productora Mitski se ha destacado como una de las artistas más dinámicas de la esfera del pop alternativo, pasando de ser un nombre no muy conocido a estar en la cúspide de un verdadero avant-garde gracias a su excelente quinto álbum de 2018, Be The Cowboy, que se colocó como el mejor de muchas listas de ese año. Sin embargo, ese éxito le pasó factura emocional y profesionalmente, ya que Mitski se cuestionó su lugar en la industria, luchando contra las expectativas comerciales y su idea de quién era realmente como persona y como “personaje” pop. Incluso decidió retirarse por un buen tiempo para comenzar una nueva vida.
Así que tener su sexto álbum, Laurel Hell, se siente como un pequeño milagro. En esta producción deja atrás las expectativas de los demás y de sí misma a través de la mirada de Internet y las redes sociales para ofrecernos su declaración musical más atrevida hasta la fecha, convirtiéndose en una estrella pop bajo sus propios términos: con el corazón y el alma abiertos, sin medias tintas. Para nadie es un secreto que Mitski rebosa talento, incluida su capacidad de convertir sus dudas existenciales en tiernas y vulnerables canciones de amor. Son once en este sexto disco, un logro estéticamente más dividido que si éxito anterior, pero esta diversidad de estilos sirve a sus canciones de forma maravillosa.
Si bien Be The Cowboy se centró en la fuerza femenina a través de varios personajes y retos que obligaron a la artista a llevar máscaras, el nuevo álbum, al igual que el laurel de montaña del que toma su nombre, aborda la toxicidad de la percepción pública vista a través del embriagador prisma de Internet. “Necesitaba canciones de amor sobre relaciones reales que no son luchas de poder que se ganan o se pierden”, cuenta la artista en un comunicado sobre el disco. “Necesitaba canciones que me ayudaran a perdonar a los demás y a mí misma. Cometo errores todo el tiempo. No quiero parecer un modelo de conducta, pero tampoco soy una mala persona. Necesitaba crear este espacio, principalmente para mí, donde me sentara en esta zona gris”. Mitski escribió las canciones en el mismo 2018 y la mezcla del álbum se completó en mayo de 2021. Es el mayor tiempo que la artista le ha dedicado a un álbum en toda su carrera. Fue grabado con su productor de siempre, Patrick Hyland, y si la pandemia sirvió para algo, fue para cambiar el mood del álbum, haciéndolo más up-tempo y bailable, ya que Mitski quería crear algo que se sintiera como una charla para subir los ánimos.
Con Laurel Hell, Mitski pone música a las transformaciones que experimentamos como humanos. Donde la vulnerabilidad y la resiliencia, los errores y la trascendencia deben ser considerados y amados. El álbum se abre magníficamente con Valentine, Texas, que cuenta con un escalofriante y metódico comienzo instrumental antes de que Mitski entre con su relajante voz, cantando Let’s step carefully into the dark. Esto desemboca en la que es una de las mejores canciones del disco: Working for the Knife. Está impregnada de tanta melancolía que parece que en cualquier momento va a ocurrir algo realmente inquietante, tanto instrumental como vocalmente. Otro momento triunfante es Stay Soft, quizá la más alegre del álbum, al menos en cuanto a su sonido. Sin embargo, no todas las canciones suenan como una gran fiesta de baile. La mejor prueba de ello es la multiplicidad de capas de Heat Lightning, una canción que resulta tan onírica y suave que deseas que no termine nunca.
El álbum también cuenta con la épica canción new wave The Only Heartbreaker, hecha aún más conmovedora por el claro timbre de la voz de la intérprete que va directo a nuestros corazones. Incluso en las canciones más dinámicas, Mitski no oculta su lado melancólico: en Love Me More, en el corazón del disco, la perfecta Should’ve Been Me y That’s Our Lamp al final, con orquestaciones casi discotequeras que se habrían encontrado en discos de ABBA. Escuchar los 32 minutos del disco es presenciar un claroscuro de ánimos bañados de melancolía. La persistente vulnerabilidad de Mitski hace que su música sea intrínsecamente bella y honesta, recordándonos a todos lo primaria y dolorosa que es la experiencia de ser humano con canciones que son universales pero también muy personales, y letras que caminan por la línea entre lo inteligente y lo sorprendentemente serio.
Mitski bautizó Laurel Hell en honor a los matorrales de laurel de montaña que crecen en el sur de los Apalaches, cuyas hermosas flores ocultan densas ramas que, según la leyenda, han atraído a la muerte a innumerables transeúntes. El amor duele, pero su brillo es resplandeciente cuando Mitski se encarga de ponerle música.
Puedes escuchar Laurel Hell en su totalidad a continuación:
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