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Album Reviews

Kelela

Raven

Portada del álbum "Raven" de Kelela.
8.4
Words Juan Carlos Sahli

A pesar de su inspiración afro-futurista y un sonido alienígena lleno de capas, Kelela Mizanekristos siempre ha hablado de lo mismo, lo más terrenal (y eterno) de todo: el amor y las relaciones humanas. Esta vocalista oriunda de Washington D.C ha logrado trascender la etiqueta del ”r’n’b alternativo” (la cual, en todo caso, perdió relevancia luego de que SZA y Frank Ocean llegaran a revolucionar el género en todas sus vertientes), y se ha hecho conocida por remar contra cualquier desgaste temático o sonoro. Por ejemplo, A Lie, una triste balada de su primera mixtape Cut 4 Me (2013) comenzaba con 30 segundos de field recordings a lo Avatar, entre el movimiento de piezas de acero inoxidable y el trino de pájaros CGI, mientras que varias partes del EP Hallucinogen (2015) y su disco debut Take Me Apart (2017), ambos producidos por Arca, remontaban a Ghost in the Shell. Como una especie de embajadora cyborg del r’n’b, Kelela se ha empeñado en buscar el futurismo en el género, también a expandir lo posible dentro de su parte más honesta y psicológica. Con su voz, tan espaciosa como profunda, suele arrastrar palabras y frases más allá de su efecto inmediato, ofreciendo una visión microscópica sobre los distintos vaivenes de las relaciones íntimas: entre desear y resentir, depender y aislar, buscar y encontrar. En tiempos en que las recetas amorosas son repetidas hasta el cansancio, su misión de poner toda esa ambigüedad en el papel y aún así abrirse al futuro, ha sido a lo menos, valiente.

Pero han corrido aguas oscuras durante los 5 años en que Kelela estuvo ausente. Luego de los crímenes de odio que azotaron a los EE.UU. en 2020 y el movimiento Black Lives Matter, comenzó a reflexionar sobre su lugar como una mujer negra y queer en la industria. Mandó a leer libros y ver películas a distintos amigos y colaboradores; en base a sus reacciones, decidió con quién quedarse y a quién dejaría atrás. Se apropió de su agencia como artista y asumió sin complejos un compromiso con la comunidad que más le importa. Aunque Kelela hace algunas referencias explícitas a este proceso, como en Holier o el title track, su emancipación está latente a lo largo de todo Raven. Es un disco que trata sobre los límites, de fijarlos a los demás, también de explorar los que existen entre distintos estilos, como el ambient, el UK garage y el r’n’b, esta vez de la mano de nuevos productores (el dúo ambient Oca y el dj y productor de ballroom LSDXOXO). Aunque sutiles, las atmósferas rave en la primera mitad del disco son tan palpables (y noventeras) que hacen difícil resistirse. Happy Ending‘ nos lleva a los años dorados del breakbeat y el jungle, con una exuberante melodía que resplandece en medio de todo el humo y la potencia de los bajos. Missed Call, es su tema hermano; aquí un loop de guitarra salta a través de una base drum ‘n’ bass, con pequeñas pausas de silencio que resaltan aún más la voz de Kelela. Con Contact llegamos el cenit del disco: es un seductor tema de 2-step que agarra vuelo gracias a los ad libs de Kelela y capas etéreas de sintetizadores. Sin importar los BPM, su voz empapa todas estas canciones pero no domina el sonido; un equilibrio difícil de lograr entre entregarse a los beats y centrar el foco en la interpretación. Para los últimos segundos de Contact sí se permite perder el control; de pronto el beat se acelera, pasando de lo que había sido un midtempo a un breakbeat ultra rápido.

Como si fuese una falsa transición, el final urgente de Contact sugiere que vendrá un tema entero en el mismo tempo, pero al contrario, en su segunda mitad Raven se vuelca a un terreno más profundo y contemplativo. Los zumbidos subterráneos y baterías con reverb de Fooley remiten al Massive Attack de Mezzanine, pero no será el momento más austero: en Holier, Kelela se acompaña nada más que por un pad y algunos acentos de bajo; y con su voz ilumina todo lo grisáceo a su alrededor. Se alza con la misma autoridad en el title track, donde el tono solemne va subiendo en intensidad, hasta culminar en un acontecida sección tech house. Tras un cambio de pitch pasamos sin advertirlo a la pulsante y amarga Bruises; luego nos elevamos de esas mareas con el slow jam celestial de Sorbet, dentro de lo más destacado del disco. Como si fuera poco, después de regalarnos una de las mejores baladas de su carrera con Enough For Love, Kelela le brinda un último respiro a su mundo ambient en el reprise de Washed Away (primer single de adelanto y el tema que abre el disco), y concluye Raven dándose el lujo de improvisar con la parte más alta de su registro.

Hay mucho que recomendar de entre los los 15 tracks de Raven, desde un tranquila pero adictiva mezcla entre quiet storm y trip-hop (Let It Go) hasta On the Run, single producido por Kaytranada, cuyo coro evoca vagamente al de Genie in A Bottle. Aún así, Raven ha sido principalmente concebido para una escucha continua. Su paisaje se eleva y contrae constantemente, y Kelela exude una calma impresionante tanto en lo alto como en lo bajo. Quienes busquen intensidad en la música a toda costa podrían perder la paciencia, quienes se dejen llevar se verán recompensados más allá del contenido sensual: en Raven surgen visiones sobre el compañerismo, el carácter y la autonomía. En alusión a una de las letras de su primer mixtape, Nick Henderson notaba como ”la protagonista de Cut 4 Me está desesperada por encontrar a ‘alguien a quien le importe una mierda’ ”. Una década después, la Kelela de Raven es más resuelta. They tried to break her/There’s nothing here to mourn (Intentaron romperla/No hay nada aquí que llorar) canta en el title track, tras confrontar a alguien que ”nunca va a despertar” (¿la industria musical? ¿ciertas partes de la sociedad?). Sus recuentos sobre la experiencia afroamericana no punzan tanto como los de Solange en A Seat at the Table, pero ambas comparten una fortaleza parecida. Fortaleza, también tranquilidad; las aguas de Raven invitan a sumergirse junto a  — y a pesar de — las turbulencias.

Escucha Raven en su totalidad a continuación.

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