Protestas propalestinas en Madrid fuerzan la cancelación de La Vuelta con equipo israelí en competición
Madrid vivió este domingo una jornada inédita en el cierre de La Vuelta a España. Las masivas protestas en apoyo a Palestina obligaron a neutralizar y finalmente cancelar la última etapa de la competición, que debía terminar en la plaza de Cibeles. Según la Delegación del Gobierno, alrededor de 100.000 personas participaron en las movilizaciones, bloqueando tramos del recorrido y derribando parte de las vallas de seguridad. La organización de la carrera tomó la decisión de cancelar por motivos de seguridad ante la imposibilidad de garantizar un circuito despejado para el pelotón.
El primer parón se registró en las inmediaciones del Palacio Real, donde la dirección de carrera decidió neutralizar la etapa tras el bloqueo de la calzada por un grupo de manifestantes. Minutos más tarde, miles de personas ocuparon la Gran Vía y marcharon hacia Cibeles, desmantelando el circuito final. En Atocha, otro numeroso grupo logró abrir paso derribando vallas, lo que terminó por hacer imposible la reanudación de la etapa y forzó a los ciclistas a subir a los coches de equipo antes de llegar al centro de Madrid.
Parte de las consignas y pancartas se dirigían directamente contra la presencia del equipo Israel-Premier Tech, cuya participación fue interpretada por los manifestantes como un respaldo a las políticas del Gobierno israelí en Gaza. La protesta se planteó como una acción para visibilizar el conflicto en un evento de gran repercusión internacional. Aunque hubo cargas policiales y lanzamiento de botes de humo, la Delegación del Gobierno subrayó que la gran mayoría de los participantes se manifestaron de forma pacífica. Se reportaron 22 agentes heridos y dos detenidos.
La cancelación de la etapa ha provocado un fuerte cruce político. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, responsabilizó al presidente Pedro Sánchez de “alentar” las movilizaciones y calificó los hechos como un acto de violencia que “ha traspasado todos los límites”. Desde el Partido Popular y la Comunidad de Madrid se criticó la falta de medidas para evitar la suspensión, mientras que varios ministros y líderes de izquierda celebraron la protesta como un acto de solidaridad con el pueblo palestino y respaldaron la decisión de la organización de cancelar la etapa.
El episodio ha reabierto el debate sobre los límites entre el derecho a la protesta y la celebración de eventos deportivos de alcance internacional. Para la organización de La Vuelta, la suspensión supone un duro golpe económico y logístico, mientras que para los colectivos convocantes representa una victoria simbólica. La imagen de miles de personas ocupando el corazón de Madrid ha mostrado que el conflicto en Gaza sigue movilizando a la sociedad civil española y que el deporte, en ocasiones, puede convertirse en escenario de reivindicación política.
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