Prisión para dos menores de 12 años por su “grave” participación en los disturbios de ultraderecha en Reino Unido

Dos niños británicos de 12 años de edad se convirtieron esta semana en las personas más jóvenes en ser condenadas por un delito relacionado con los recientes disturbios de extrema derecha en el Reino Unido. El primero de ellos, cuyo nombre se mantiene en resguardo por razones legales, admitió su culpabilidad por dos cargos de desorden violento después de lanzar un objeto a una camioneta de la policía y participar en dos incidentes separados de disturbios en la ciudad de Manchester.
El tribunal de magistrados de la ciudad escuchó que el menor formaba parte de un grupo que se reunió el 31 de julio frente a un hotel Holiday Inn que alojaba a solicitantes de asilo, y al que el grupo trató de incendiar, cerrando las puertas de salida para que las personas que se encontraban en su interior murieran. Los fiscales dijeron que el niño también fue “filmado por la policía pateando la ventana frontal de una tienda de vapeadores” y también fue visto pateando un autobús mientras pasaba.
La jueza de distrito Joanne Hirst describió el caso como “muy grave” y decretó prisión preventiva para el menor antes de ser sentenciado, afirmando que el menor “está más involucrado en la violencia y el desorden que cualquier otro acusado que he visto pasar por estos tribunales, adulto o niño”.
Mientras tanto, otro joven de 12 años admitió su culpabilidad por un cargo de desorden violento en el Tribunal de Menores de Liverpool. Al parecer, fue uno de tres más que fueron acusados tras los disturbios en Southport el 30 de julio junto a Harvey Gabbott, de 21 años, de Tarleton, y Paul Dryhurst, de 33 años, de Litherland, que también fueron acusados de desorden violento. El chico fue puesto en libertad bajo fianza con la condición de no entrar en la carretera de Southport donde tuvieron lugar los disturbios y tendrá que volver a comparecer ante el tribunal el próximo 17 de septiembre.
A finales del mes pasado, los desórdenes y motines se generaron en varios pueblos y ciudades del Reino Unido tras el apuñalamiento múltiple sucedido el pasado 29 de julio en Southport, que acabó con la muerte de tres niñas y una decena de heridos a manos de un joven galés de padres ruandeses de 17 años, Axel Rusakubana, que desató una oleada de violencia instigada por la extrema derecha y los colectivos antiinmigración y más de 700 arrestos.
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