La marcha del Orgullo en Budapest, prevista para mañana, se ha convertido en un símbolo crucial de resistencia y esperanza para la comunidad LGBTQI+ en Hungría y en toda Europa. Bajo el gobierno de Viktor Orbán, los derechos de las personas LGBTQI+ han sufrido un retroceso significativo, situando a Hungría como uno de los países de la Unión Europea donde más se han restringido las libertades y la visibilidad del colectivo en los últimos años.

La situación es especialmente tensa: el gobierno de Orbán aprobó recientemente una ley que prohíbe la “promoción” de relaciones LGBTQI+, bajo el argumento de “proteger el desarrollo de los menores”. Esta legislación, junto con decretos que impiden la exhibición de símbolos como la bandera arcoíris en edificios públicos, forma parte de una estrategia para limitar la presencia y los derechos del colectivo en la vida pública húngara. Además, la nueva normativa restringe el derecho de reunión para eventos que apoyen los derechos LGBTQI+, permitiendo incluso el uso de tecnología de reconocimiento facial para identificar a manifestantes y sancionarlos con multas.

Así, la marcha del Orgullo de Budapest fue oficialmente prohibida por las autoridades, pero los organizadores, el alcalde de la ciudad y decenas de eurodiputados han decidido desafiar la orden y mantener la convocatoria. El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony,  ha asegurado que la bandera del Orgullo ondeará en el ayuntamiento y que la ciudad será escenario de la marcha, pese a las amenazas de consecuencias legales por parte del gobierno central. El ministro de Cultura español y portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, y la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, viajarán hoy a Budapest para apoyar a la comunidad LGBTQI+ al igual que muchos jóvenes de muchos rincones de Europa, quienes se sumarán a la marcha. El apoyo internacional, con la presencia de representantes políticos europeos, subrayan la importancia del evento como acto de defensa de los derechos fundamentales y la dignidad humana.

Lo que ocurra mañana en Budapest no solo afectará a la comunidad LGBTQI+ local, sino que tendrá repercusiones en toda Europa. La marcha se ha transformado en un termómetro del estado de los derechos civiles y en un llamado de atención sobre los riesgos del autoritarismo y la discriminación institucionalizada. 

De esta manera, la marcha del Orgullo de Budapest es un acto de resistencia frente a la represión, un grito por la igualdad y una prueba de solidaridad internacional. Lo que suceda mañana marcará un precedente para el futuro de los derechos LGBTQI+ en Hungría y servirá como recordatorio de que la defensa de la diversidad y la dignidad humana sigue siendo una tarea urgente y colectiva.

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