slowthai, el rapero británico que envenena con hip-hop y dubstep

El pueblo de Northampton está a unos 100 kilómetros al noroeste de Londres, y es más que nada conocido por su industria de calzado que ha inspirado musicales como Kinky Shoes; por ser el lugar de nacimiento del escritor Alan Moore (el mismo de V For Vendetta), y por ser una de las ciudades con más fans de rugby en el Reino Unido. Con la excepción de los legendarios Bauhaus, su escena musical no tiene mucho que gritarle al mundo, pero gracias a slowthai (así, sin espacios y sin mayúsculas), la localidad se ha puesto en el mapa de la música urbana británica.
Desde el año 2016, slowthai ha empujado las puertas de la escena subterránea del hip hop y continuamente ha avanzado con cada single y lanzamiento. Su tres proyectos hasta la fecha aterrizaron en el 2017: slowitdownn, Murder y I WISH I KNEW, que han sido bien recibido y han obtenido cientos de miles de reproducciones en todas las plataformas de streaming.
Este joven de 23 años de edad se ha hecho un nombre propio no solo gracias a sus habilidades como compositor, sino también como productor, con un sonido que es difícil de ubicar. Su cadencia vocal es caótica y poco ortodoxa, y los beats sobre los que lanza sus barras también son fuera de lo común. Además de su inclinación por fanfarronear, mezcla comentario social con historias sobre el lado más rudo de la vida en su lugar de nacimiento.
Su canción t n biscuits ha sido la más contundente del lanzamiento, perfecta para escuchar a todo volumen mientras el beat se acopla al latido del corazón y la letra parece un exorcismo musicalizado con hip-hop, garage, el dubstep y grime, que slowthai mezcla hasta lograr su propia fórmula.
Además, sus actuaciones en vivo son un acontecimiento de furia y sudor, dándole al público una experiencia cercana y personal, con un estado de ánimo contagioso y una tonelada de energía que deja al público frenético, o simplemente sorprendido de cómo un hombre puede irradiar tanta confianza y adrenalina en cualquier circunstancia o multitud.
“Siempre tuve una gran variedad de música a mi alrededor cuando era niño: mi mamá escuchaba jungle/garage, mi papá escuchaba mucho reggae e indie, mis tíos escuchaban hip-hop y rap. Cuando tenía 10 años, estaba aprendiendo a tocar el piano. No continué, pero creo que ahí es donde encontré mi amor por el jazz. Una vez mi papá estaba montando un beat en su computadora y mi hermano y yo nos pusimos a rapear, y mi papá me decía que las rimas de mi hermano eran mejores. Desde ese día me dije, ‘mierda, tengo que probarle a todos que soy bueno en esto’, y aquí estoy. Por cierto, mi hermano ya no rapea”.
Su nombre nació del insulto que solían decirle usando su nombre (Tyrone, slow Ty) cuando era más joven porque pegaba las palabras en murmullos. Ahora, justamente se aprovecha de ese mumble para llevarlo a sus letras crudas y agresivas que a más de uno sorprenderían de escuchar de un chico inglés. Sin duda, en estos días anda poniendo a Northampton en el mapa del rap del Reino Unido, y 2018 va a ser un año emocionante para el artista y sus fans.
En el clima musical actual, un artista imprevisible es una extraña joya, pero sin duda algo refrescante. Especialmente cuando la calidad y la originalidad no queda comprometida en pro de la popularidad.
“Mi música se trata acerca de ser fiel a quien eres. Es sobre grandeza, fealdad, realidad. Estoy aquí para crear arte con sustancia, con una perspectiva de la vida real, no con ego”.
Alejado de los clichés del dinero, las joyas, los autos y las mujeres, slowthai encuentra su inspiración en la gente que lo rodea, en los OGs que escupían versos en las calles y en las block parties de su barrio, pero siempre, siempre quiso superarse y ser mejor músico que cualquiera. Hasta ahora, parece haber cumplido su cometido.
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