La reacción viral de los votantes en Pensilvania al escuchar a Trump decir que los inmigrantes “se están comiendo las mascotas”
El pasado martes, durante el debate presidencial estadounidense protagonizado por Kamala Harris y Donald Trump, este último comenzó a hablar de la localidad de Springfield, Ohio. En esa pequeña ciudad, declaró Trump, los inmigrantes ilegales se están “comiendo a los perros, se están comiendo a los gatos, se están comiendo a las mascotas de la gente que vive allí”. El moderador, David Muir, respondió rápidamente que, según el administrador municipal de Springfield, no había informes creíbles de que se estuvieran comiendo a las mascotas.
Un grupo de votantes en Pensilvania, que estaban viendo el debate en vivo, se viralizó esta semana por reaccionar a las bizarras y francamente racistas declaraciones de Trump como cualquier persona normal lo haría: carcajeándose de risa. Aquí está el vídeo:
La afirmación del expresidente debió parecer extraña a muchos telespectadores. Pero muchos de los seguidores de Trump estaban preparados para ello: la acusación había estado circulando en los círculos de derecha de las redes sociales, impulsada por Elon Musk, el propietario de X. ¿Qué pasó? Springfield ha experimentado una espectacular afluencia de inmigrantes en un corto periodo de tiempo. En 2020, en el último censo, tenía poco más de 58.000 residentes. Se calcula que entre 15.000 y 20.000 haitianos se han trasladado allí desde entonces: la primera oleada atraída por los puestos de trabajo y las posteriores por la creciente comunidad de sus compatriotas. La mayoría tiene, al menos temporalmente, derecho a trabajar en virtud de un plan federal.
J.D. Vance, compañero de fórmula de Trump y senador por Ohio, lleva hablando del efecto de su llegada a la ciudad al menos desde julio, argumentando que los inmigrantes aumentan el coste de la vivienda y sobrecargan los servicios sociales. Pero los inmigrantes parecen estar beneficiando a la economía de la ciudad. Cuando empezaron a llegar inmigrantes haitianos, ocuparon puestos de trabajo en el sector manufacturero que no habían sido ocupados por los lugareños, y las cosas iban bien hasta el año pasado, cuando un haitiano chocó con su furgoneta contra un autobús escolar, matando a un niño de 11 años. Poco después, Vance comenzó a decir que los habitantes de Springfield estaban siendo “secuestrados y devorados por personas que no deberían estar en este país”. Musk también publicó un vídeo de uno de esos residentes, que decía que los inmigrantes estaban robando patos de los parques y comiéndoselos.
La policía de Springfield dijo que no había recibido informes creíbles de animales domésticos robados o comidos. Esta semana, incluso el padre del niño que murió en el accidente el año pasado, Nathan Clark, fue visto en una reunión de la comisión de la ciudad pidiendo a Trump y Vance que dejaran de usar el nombre de su hijo para alimentar retóricas racistas en la ciudad: “Esto debe acabar”, dijo. Mike DeWine, el gobernador republicano de Ohio, prometió USD $2,5 millones a Springfield para ampliar el acceso a la asistencia sanitaria. DeWine, que ha visitado Haití unas 20 veces y dirige desde hace tiempo una organización benéfica allí, añadió: “Los haitianos que están aquí son gente muy trabajadora”.
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