Investigadores del Hospital Mount Sinai lograron avances significativos en el desarrollo de una”píldora simple” que podría curar la diabetes, una enfermedad que afecta a más de 537 millones de personas en todo el mundo. El innovador enfoque se centra en reprogramar el organismo para que regenere las células beta productoras de insulina en el páncreas, cruciales para regular los niveles de azúcar en sangre. La investigación, publicada en Cell Reports Medicine, ofrece esperanzas no sólo a los pacientes de diabetes de tipo 1, sino también a los de tipo 2, que actualmente dependen de inyecciones diarias de insulina y complejos regímenes de medicación.

Los cimientos de esta investigación se sentaron en 2015, cuando científicos del hospital descubrieron la harmina, un compuesto que estimula la regeneración de las células beta humanas. Esta clase de fármacos, conocidos como inhibidores de DYRK1A, se ha mostrado prometedora a la hora de mejorar la capacidad del organismo para producir insulina. Estudios posteriores realizados en 2019 y 2020 demostraron que la harmina podría funcionar eficazmente en combinación con agonistas del receptor GLP-1, como la semaglutida y la exenatida, para impulsar aún más la regeneración de las células beta. 

Ahora, los últimos hallazgos revelan que la harmina por sí sola puede aumentar la masa de células beta humanas en un impresionante 300%, y cuando se empareja con un agonista del receptor de GLP-1 como Ozempic, este aumento puede alcanzar un asombroso 700%. Un aspecto especialmente interesante de esta investigación es el descubrimiento de que las células alfa, que suelen ser las encargadas de producir glucagón (una hormona que eleva los niveles de azúcar en sangre), pueden transformarse en células beta productoras de insulina. 

La Dra. Esra Karakose, autora correspondiente del estudio, destacó la importancia de este hallazgo: “Se trata de un hallazgo emocionante que demuestra que los fármacos de la familia de las harminas pueden ser capaces de inducir la conversión de linaje en los islotes pancreáticos humanos”. Esto sugiere que los individuos con diabetes pueden tener una reserva de células beta potenciales dentro de sus propios cuerpos que pueden activarse mediante el tratamiento farmacológico.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores emplearon técnicas avanzadas como la secuenciación unicelular de ARN para analizar más de 109.881 células individuales de islotes pancreáticos humanos donados por participantes adultos. El Dr. Andrew F. Stewart, director del Instituto de Diabetes, Obesidad y Metabolismo de Mount Sinai, dijo que aún hace faltan más investigaciones, pero que “una simple píldora, quizá junto con un GLP1RA como la semaglutida, es asequible y escalable para los millones de diabéticos”, subrayando el futuro potencial de este tratamiento para ser ampliamente accesible.

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