El día de hoy en la Audiencia Nacional española, la fiscal Marta Durántez presentó su alegato final en el juicio contra Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), por el beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial femenino de 2023 y las presuntas coacciones posteriores. Durántez mantuvo su petición de dos años y medio de cárcel para Rubiales, insistiendo en que Hermoso “nunca consintió” el beso, y defendiendo la coherencia y veracidad del testimonio de Hermoso, respaldado por testigos como su hermano, amigos y compañeras de equipo.

La fiscal también cuestionó los intentos de la defensa por desacreditar a Hermoso, señalando que no se le puede restar credibilidad por celebrar el triunfo deportivo. “He tenido que preguntar por qué reía, por qué comía. ¿Hasta cuándo vamos a exigir a las víctimas de una agresión sexual un comportamiento heroico? ¿No tenía ella derecho a celebrar un triunfo deportivo?”, preguntó Durántez, criticando la necesidad de justificar el comportamiento de la víctima después de la agresión. 

La fiscal recalcó que Hermoso quería que el foco se mantuviera en el logro de la selección, no en el beso no consentido. Durántez también arremetió contra el informe pericial de la defensa, calificándolo de “manipulado y ad hoc”, insistiendo en que, incluso si Rubiales hubiera preguntado a Hermoso si podía darle un beso, ella nunca lo escuchó ni consintió. La fiscal enfatizó que un beso en los labios es un acto íntimo y que la humillación para la víctima se agrava al ser presenciado públicamente.

La fiscal también argumentó que tras el beso, se desencadenaron una serie de coacciones para obligar a Hermoso a justificar a Rubiales, lo que agrava su conducta. “Estamos ante una simple jugadora enfrentada contra toda una federación de fútbol, con todo un poder”, afirmó Durántez, señalando la desigualdad de poder entre Hermoso y la cúpula de la RFEF. La fiscal aseguró que la cúpula de la RFEF se puso al servicio de Rubiales para salvarlo, ejerciendo presión sobre Hermoso.

Durántez también lamentó tener que revictimizar a la jugadora al interrogarla sobre sus celebraciones posteriores al incidente, insistiendo en que Hermoso fue víctima de una agresión sexual y que se intentó hacer ver que las cosas no eran como ella pensaba. Finalmente, concluyó que, si Rubiales caía, los demás acusados también lo harían, ya que todos dependían de su poder en la RFEF. Durántez defendió la necesidad de aplicar la ley, reafirmando su creencia en la acusación contra Rubiales y los otros exdirectivos de la RFEF, destacando que nadie ayudó ni apoyó a Hermoso tras el beso, sino que la coaccionaron para proteger sus propios intereses.

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