Francia Márquez, la activista y ecologista que se convirtió en la primera mujer negra en llegar a la vicepresidencia de Colombia

Cuando los colombianos eligieron el domingo al primer presidente de izquierda de su historia, también eligieron a la primera vicepresidenta negra del país: Francia Márquez, una madre soltera que trabajó como empleada doméstica antes de desafiar a los intereses mineros internacionales como activista y ecologista. Su victoria marca un punto de inflexión en un país lleno de desigualdades sociales e históricamente gobernado por élites conservadoras.
Nacida en 1982 en el pueblo ribereño colombiano de La Toma, dedicado a la extracción de oro, Francia Márquez Mina creció en medio de la pobreza y el conflicto armado, con pocas perspectivas por delante. Cuando las multinacionales mineras invadieron su comunidad y amenazaron con desplazarla, Márquez luchó junto a los líderes locales con un litigio que revocó con éxito los títulos mineros de sus tierras. Desde entonces, la activista afrocolombiana y ganadora del Premio Goldman de Medio Ambiente no ha dejado de luchar. Colombia es uno de los países más peligrosos del mundo para los activistas y el más mortífero para los ecologistas. En 2019, Márquez, que ha dedicado tres décadas de su vida a proteger las tierras ancestrales de su pueblo, escapó por poco de la muerte cuando unos asaltantes rociaron con balas, un centro local donde ella y otros cuatro activistas afrocolombianos se reunían e hirieron a tres personas.
Su decisión de centrarse en las reivindicaciones de estas comunidades y dejar de lado la política de izquierda-derecha ha contribuido a distinguir a Márquez en una carrera muy concurrida. Su política, argumenta, viene de la base y se basa en Soy Porque Somos, el movimiento político que cofundó y que se basa en la creencia zulú de que las sociedades mejores se construyen a partir de un fuerte sentido de comunidad. Casualmente, su campaña ha apelado a un electorado a menudo ignorado: las mujeres pobres, negras e indígenas de las tierras rurales olvidadas de Colombia.
En un debate de las primarias presidenciales de 2021, Márquez se refirió a la experiencia de estas mujeres cuando un compañero de candidatura dijo que las fuerzas de seguridad del país defendían la democracia en Colombia. “¿Cómo podemos llamar a esto democracia? Cómo hay democracia para las mujeres empobrecidas de este país que van a trabajar a los hogares domésticos y regresan a enterrar a sus hijos que han sido asesinados en sus barrios?”, preguntó, en referencia a los jóvenes que fueron asesinados el año pasado por la policía durante las históricas protestas masivas.
La victoria de Petro y de Márquez sienta un nuevo e importante precedente para Colombia. Márquez también se ha ganado los elogios del movimiento feminista, pues el año pasado obtuvo el respaldo de la primera Convención Nacional Feminista del país. En febrero, después de que el Tribunal Supremo de Colombia despenalizara el aborto en embarazos de hasta 24 semanas, algo que Márquez ha apoyado activamente, celebró la victoria y desafió al movimiento feminista a ser más interseccional. “Esta es una victoria para todas las mujeres empobrecidas, negras, indígenas y rurales que han sido perseguidas y criminalizadas por abortar”, dijo Márquez, al tiempo que reconoció que aún son necesarios avances en materia de justicia racial, la transformación del modelo extractivista, la igualdad económica de las mujeres y su participación política. “Nos queda mucho camino por recorrer”.
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