Todos sabemos que la película Fight Club, del director David Fincher, es uno de sus mejores trabajos… pero hay algunas personas que la captan de una manera que el cineasta no pretendía. La película es una sátira, pero hay algunas personas que no entienden el significado y ven a Tyler Durden como alguien a quien admirar, al igual que muchos ven a Homelander en la serie The Boys como el héroe y no el villano. Como pueden imaginarse, Fincher está confundido por esta tergiversación, pero realmente no hay nada que pueda hacer al respecto.

Durante una entrevista reciente con The Guardian, el director habló de su confusión por la interpretación ultraderechista de su trabajo y explica que él no es responsable de cómo la gente interprete la historia. Dijo: “No soy responsable de cómo la gente interpreta las cosas […] El lenguaje evoluciona. Los símbolos evolucionan. […] Está bien, es una de las muchas piedras de toque en la lexicografía [de extrema derecha]”.

Cuando le preguntaron cómo se sentía al respecto, Fincher expresó su frustración y dijo: “No la hicimos para ellos, pero la gente verá lo que verá en una pintura de Norman Rockwell o en Guernica. Es imposible para mí imaginar que la gente no entienda que Tyler Durden es una influencia negativa. […] Las personas que no pueden entender eso, no sé cómo responder y no sé cómo ayudarlos”.

Cuando habló sobre la película en un panel anterior en la Comic-Con hace varios años, Fincher expresó su disgusto por las personas que son grandes fanáticos de Fight Club diciendo: “Fight Club trata sobre moverse a través de una sociedad moderna desconectada. Es una sátira. Muchos no entienden eso. […] Mi hija tenía un amigo llamado Max. Me dijo que Fight Club era su película favorita. Le dije que nunca volviera a hablar con Max”.

Basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk, Fight Club gira en torno a un narrador insomne y desencantado, interpretado por Edward Norton, que forma un club de lucha clandestino con el enigmático y carismático Tyler Durden, interpretado por Brad Pitt. La película explora temas de masculinidad, consumismo, alienación y rebelión contra las limitaciones de la sociedad moderna. A medida que el narrador se involucra más profundamente en el club de lucha y su filosofía anárquica, el grupo evoluciona hacia un movimiento clandestino que busca socavar el sistema capitalista a través de una serie de actos cada vez más destructivos y violentos.

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