SVSTO
Crisis

Carla Parmenter, la mente incendiaria tras el dúo español Las Bistecs, resurge como SVSTO, un alter ego que convierte la ironía en arma y el techno en trinchera. El mes pasado dejó caer su álbum debut Crisis, con el que no solo rompe con las expectativas, sino que dinamita cualquier rastro de complacencia. Aquí, la música no es solo sonido; es un puño alzado, una carcajada en medio del derrumbe, una coreografía para bailar sobre las ruinas del capitalismo tardío. Su estilo bebe del electroclash más ácido y del techno berlinés, combinándolos con una actitud feminista sin concesiones, punk en esencia, y tan desafiante que deja en carne viva. No hay espacio para sutilezas cuando se denuncia la precariedad, la violencia machista o la especulación con bombos que golpean como martillazos, ¿no?
Crisis es un viaje por las autopistas del desencanto, donde lo festivo y lo siniestro se funden en una contradicción. Las letras de SVSTO son dagas envueltas en glitter: en Venganzza, por ejemplo, convierte el miedo cotidiano de mujeres y disidencias en una fantasía de revancha techno; en Mil €, escupe sobre los bancos y la gentrificación con la elegancia de quien prende fuego a un Rolls-Royce. Hasta el folclore catalán se vuelve arma en Technocastanyera, una canción que podría sonar igual en una rave ilegal que en una plaza en medio de una manifestación. La producción de Alejandro Da Rocha es el cómplice perfecto: sintetizadores que chillan como alarmas, bajos que palpitan, y un ambiente lleno de neón y gasolina.
El álbum le da también un saludo a Barcelona con temas como Cemento, junto a Erik Harley, que es un himno contra la crisis de vivienda, donde el sonido de una taladradora se vuelve metáfora de la destrucción capitalista. Antes de que salga a llorar algún ego herido de la manósfera, SVSTO no canta desde la victimización, sino desde la rabia convertida en fiesta: En la pista soy terrorista. La diferencia es que en su propuesta la violencia no se esconde; se coreografía, se ridiculiza, y se devuelve con interés.
Lo mejor de Crisis es cómo equilibra lo cerebral y lo visceral. Las referencias —Virginie Despentes, Grace Jones, el electroclash de los 2000— no son decorativas; son parte de un discurso que exige ser descifrado mientras te sacude. Alfa es un manifiesto en forma de canción: Somos arpías y somos santas, proclama la artista, reivindicando un feminismo que no pide permiso para ser grotesco, sagrado o ambas cosas. Incluso cuando el álbum coquetea con lo experimental —como en el interludio recitado de La noche—, nunca pierde ese pulso que lo hace sentir como una llamada a las armas.
Pero Crisis no sería tan poderoso si solo fuera política. Es, sobre todo, música para bailar, sudar y celebrar, reír. SVSTO sabe que la revolución también sucede en la pista, y por eso sus canciones tienen el ritmo imparable de quien no se detiene ante nada. AP7 suena a una fuga tras encender un concesionario de tesla con 100 bolsas molotov; Toxines es un viaje alucinógeno en medio de la basura. Hasta en sus momentos más oscuros, el álbum conserva un humor negro que nos recuerda que si el mundo va a arder, al menos que tenga un buen beat.Crisis no se siente solamente como un debut; es como una ráfaga de disparos en la noche, un espejo deformante que devuelve una imagen cruda de nuestro tiempo, pero también la posibilidad de reírse de ella.
SVSTO no está aquí para darnos pañuelos que nos seque las lágrimas, ni soluciones vacías e inútiles; simplemente nos da un espacio donde la rabia se vuelve danza, donde lo personal es político y lo político suena a sintetizadores distorsionados. En un panorama musical que a menudo opta por lo seguro, por el algoritmo, por lo viral y por temas hechos para TikTok, este álbum es un recordatorio de que el arte puede —y debe— desafiar y, sobre todo, hacer que el cuerpo se mueva como si no hubiera mañana. ¿Por qué? Porque quizá no lo haya. Y si ese es el caso, qué mejor banda sonora que esta: un techno furioso y sudoroso que nos hace gritar en la oscuridad mientras bailamos entre las llamas.
Escucha Crisis en su totalidad a continuación.
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