Entre los hallazgos de un nuevo estudio se han presentado pruebas convincentes de que el consumo regular de cannabis puede aumentar los sentimientos de empatía. Aunque estudios anteriores han destacado los posibles beneficios del cannabis en el tratamiento de determinadas afecciones médicas, este último hallazgo es el primero en encontrar un vínculo entre el cannabis y la capacidad de interpretar y experimentar emociones en los demás.

En la investigación publicada en el Journal of Neuroscience Research, los investigadores detrás del estudio detallan sus métodos, que incluyeron evaluaciones psicológicas e imágenes directas de voluntarios para deducir el vínculo potencial entre el consumo de cannabis y los sentimientos de empatía hacia los demás. Después de seleccionar a 85 consumidores habituales de cannabis y 51 no consumidores (como grupo de control), el equipo los sometió a dos exámenes diferentes. El primero fue un cuestionario psicológico; el segundo involucró imágenes de resonancia magnética funcional de los cerebros de los voluntarios. Los resultados de ambos se consideraron significativos. La parte psicológica del estudio analizó cuatro indicadores de empatía: la Toma de Perspectiva (PT), la capacidad de ponerse en el lugar del otro; Comprensión Emocional (CE), la capacidad de reconocer y comprender las emociones e impresiones de otras personas; Estrés empático (ES), la capacidad de estar en sintonía con las emociones negativas de los demás; y la escala de Felicidad Empática (AE), la capacidad de sentir las emociones positivas de los demás.

Un análisis de los resultados mostró un marcado aumento en todas las áreas, lo que indica una alta probabilidad de que el consumo de cannabis aumente los sentimientos de empatía. La más significativa fue la diferencia en la comprensión emocional, un sello distintivo de la empatía, que muestra que los consumidores de cannabis sentían una capacidad elevada para reconocer las emociones de otras personas. A continuación, 46 de los consumidores de cannabis y 34 del grupo de control se sometieron a escáneres cerebrales por resonancia magnética funcional en estado de reposo. Según el estudio, “los consumidores habituales de cannabis mostraron una mayor conectividad entre la corteza cingulada anterior (ACC) y la circunvolución central preposterior (pr-pCG)”.

Este resultado fue considerado significativo por los investigadores, ya que “el ACC es una región propensa a los efectos del consumo de cannabis y también está muy involucrada en la empatía”. En su anuncio de los resultados del estudio, también señalan que el aumento de la actividad en el ACC “tenía una conectividad más fuerte con las regiones del cerebro relacionadas con la detección de los estados emocionales de los demás dentro del propio cuerpo”. En resumen, las partes del cerebro asociadas con los sentimientos de empatía eran más activas en los usuarios y estaban más conectadas con las partes del cerebro relacionadas con la sensación interna de esas emociones. De hecho, la resonancia magnética funcional respaldó la idea de que el consumo de cannabis aumenta drásticamente los sentimientos de empatía en los consumidores en comparación con los no consumidores.

“Si bien nuestros resultados difieren de los estudios que informaron déficits en la detección emocional en consumidores crónicos de cannabis”, explican los investigadores, “nuestro estudio indica una mayor comprensión emocional y una mayor conectividad funcional ACC asociada con áreas relacionadas con la empatía en los usuarios en comparación con los controles”. El equipo de investigación admite que se trata solo de un estudio y que el tamaño relativamente pequeño de la muestra es insuficiente para sacar conclusiones definitivas en una población más amplia. Aún así, el equipo dice que los resultados fueron sólidos y convincentes. También señalan que, si se apoya en más estudios, esta investigación podría abrir una nueva vía para determinados pacientes. “Estos resultados abren una nueva y emocionante ventana para explorar los efectos potenciales del cannabis como ayuda en los tratamientos para afecciones que implican déficits en las interacciones sociales, como la sociopatía, la ansiedad social y el trastorno de la personalidad por evitación, entre otros”, dijeron los investigadores.

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