El Festival Sónar dice que “se desvincula de cualquier acción” del fondo de inversión proisraelí KKR y se solidariza con Palestina
El Festival Sónar anunció esta semana en un comunicado que se desvincula de “cualquier acción” del fondo de inversión KKR, que posee Superstruct Entertainment, el grupo propietario del festival desde 2018. El comunicado, publicado en la cuenta oficial de Instagram del Sónar, aclara que el festival no tiene injerencia ni control sobre las decisiones o inversiones de KKR. La declaración surge en medio de la presión social por la vinculación de KKR con empresas israelíes y su participación en territorios palestinos ocupados, así como por la crisis humanitaria en Gaza.
KKR, una firma estadounidense fundada en 1976, adquirió Superstruct Entertainment en el verano de 2024. Este fondo de inversión tiene intereses en sectores como la ciberseguridad israelí y la promoción inmobiliaria en territorios palestinos, lo que ha generado críticas y protestas. Además, KKR controla otros festivales españoles como Viña Rock, Arenal Sound y FIB, lo que amplificó la preocupación pública y política sobre su influencia en la cultura musical de la nación europea.
La presión se intensificó la semana pasada cuando 70 DJs y músicos internacionales, entre ellos Kode9 y Lolo & Sosaku, pidieron al Sónar adherirse a los principios del Movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) contra Israel. El ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, expresó que KKR “no es bienvenido” en España debido a su vinculación con los asentamientos ilegales en Palestina. El mismo día del comunicado, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, solicitó la exclusión de Israel de eventos culturales internacionales como Eurovisión.
El comunicado del Sónar fue divulgado el mismo día en que uno de sus directores, Enric Palau, se reunió con artistas vinculados al movimiento BDS. Sin embargo, desde esta organización consideraron insuficiente el anuncio, ya que solo cumple uno de los cuatro requisitos que exigen: distanciarse de KKR. Los otros puntos incluyen adoptar una programación ética, respetar las pautas de BDS e interactuar con los artistas en esos aspectos.
Las reacciones en redes sociales fueron firmes: “Ustedes podrán pretender desvincularse pero el dinero que genera Sónar a KKR es absolutamente vinculante y se traduce en bombas, armamento y muerte. La cultura no puede, no debe, financiar un genocidio”, dijo una persona. Otra afirmó: “El tema no es si vuestros valores como organización han cambiado o no. El tema es tener transparencia total sobre a dónde va cada euro de la entrada y dónde se invierte el beneficio económico generado por el festival”. Aún así, en su comunicado, el Sónar reafirmó “su independencia artística y de gestión”, subrayando que su “compromiso ético y cultural se mantiene intacto tras 32 años de historia”.
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