Chappell Roan reveló esta semana que le fue diagnosticada una depresión severa en medio de su nueva fama. La intérprete de 26 años de edad, que ha tenido un reconocimiento internacional en los últimos meses con su álbum debut The Rise and Fall of a Midwest Princess, ha hablado abiertamente de cómo su vida ha cambiado por completo debido a los peligros de estar en el ojo público. El pasado agosto, la cantante insinuó que la cultura del fandom la había dejado incómoda y denunció el comportamiento invasivo de los fans en un comunicado: “Por favor, dejen de tocarme. Por favor, dejen de ser raros con mi familia y mis amigos. Por favor, dejen de suponer cosas sobre mí”.

En una nueva entrevista concedida a The Guardian, Roan, nacida en Missouri y cuyo nombre real es Kayleigh Rose Amstutz, afirma que está afrontando su nueva realidad “como lo haría cualquiera”: “Voy a terapia dos veces por semana. La semana pasada fui al psiquiatra porque no sabía qué me pasaba. Me diagnosticó una depresión grave, que yo no creía tener porque en realidad no estoy triste”, explicó. “Pero tengo todos los síntomas de alguien que está gravemente deprimido”, dijo, señalando síntomas de niebla cerebral, falta de concentración y “un punto de vista muy negativo”.

Roan explicó que cree que su salud mental se ha visto afectada porque su vida entera ha cambiado. “Todo lo que realmente me gusta hacer ahora viene con equipaje”, dijo. “Si quiero ir de compras, tengo que reservar el control de seguridad y prepararme para saber que esto no va a ser normal. Ir al parque, pilates, yoga… ¿cómo lo hago de una forma segura en la que no me vayan a acosar o acechar?”. Sin embargo, el hecho de que Roan ponga límites a sus fans ha hecho que algunos la consideren “desagradecida”. “Creen que me quejo de mi éxito. Me quejo de que abusan de mí”, afirma.

La artista se hizo viral a principios de este mes en la alfombra roja de los VMAs cuando tomó represalias contra un fotógrafo que le gritaba que se callara, respondiendo: “No, cállate tú la boca”. “Estoy muy apagada por la celebridad de todo esto”, dijo Roan. “Algunas chicas llevan tanto tiempo en esto que están acostumbradas, pero yo no soy esa chica. No voy a ser una dulzura para un hombre que me manda a callar”. Roan añadió que la gente del mundo de la música le había advertido de que la fama es como volver a la pubertad. Añadió: “Mi cuerpo se siente diferente. Mantiene la tensión de una forma muy diferente: Tengo emociones nuevas y estoy muy confusa. Es como cuando tenía 12 años. Miro a Lady Gaga e incluso a Sabrina Carpenter y Lana Del Rey: cuando las veo salir en público, no puedo ni imaginar cuánto han tenido que prepararse para eso”.

En otro momento de franqueza, Roan admitió que a veces siente una pena abrumadora, y empieza a sollozar cada vez que llega a casa y cruza la puerta de su casa. “Simplemente me sale”, dijo. “No puedo evitarlo, me pongo a sollozar y me enfado conmigo misma por haber elegido este camino, o me duele que me hayan arrebatado la curiosidad y el asombro que sentía por el mundo”. Roan también reflexionó sobre cómo creció reprimiendo su sexualidad con un trastorno bipolar II a los 12 años. “Estuve muy enferma mentalmente —con tendencias suicidas durante años— y no me medicaba, porque eso no forma parte de la cultura del medio oeste”, explica sobre su adolescencia. “No es: ‘Quizá deberíamos buscarte un psiquiatra’. Es: ‘Necesitas a Dios. Tienes que rezar'”.

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