En los últimos años, los derechos trans han retrocedido peligrosamente. Desde Estados Unidos hasta Europa y América Latina, gobiernos conservadores han impulsado leyes que niegan el acceso a tratamientos médicos, prohíben la participación deportiva e incluso criminalizan la simple expresión de género. Solo en 2023, se registraron más de 300 transfeminicidios en Latinoamérica. Como personas gays, lesbianas o bisexuales cisgénero, tenemos una responsabilidad histórica. Fueron mujeres trans negras como Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera quienes lideraron la revuelta de Stonewall, dando origen al movimiento LGBTQI+ moderno. Hoy, cuando la comunidad trans enfrenta ataques sin precedentes, nuestra solidaridad no puede limitarse a publicar banderas arcoíris. Debemos ser los primeros en alzar la voz, usar nuestros privilegios y crear espacios verdaderamente inclusivos.

Las investigaciones muestran un fuerte pero desigual apoyo de la comunidad LGB hacia los derechos trans. Según el Pew Research Center (2022), el 86% de adultos LGBTQI+ en EE.UU. apoya leyes antidiscriminación para personas trans, frente al 63% de la población general. En Europa, ILGA-Europe (2021) encontró que el 89% de personas LGB apoya el cambio legal de género sin requisitos médicos, con mayor apoyo entre mujeres queer (92%) que hombres gays (85%). Sin embargo, como revela Stonewall UK (2018), aunque el 65% de personas LGB cree que la comunidad debe hacer más por las personas trans, 1 de cada 5 ha escuchado comentarios transfóbicos en espacios LGBTQ+. El UCLA Williams Institute (2023) destaca que el 72% de votantes LGBTQI+ en EE.UU. apoya tratamientos médicos para menores trans, versus solo 35% de no-LGBTQ+. En México, la ENADIS (2022) muestra que mientras el 81% de personas LGB+ apoya el matrimonio igualitario para parejas trans, apenas el 39% de hombres gays confronta chistes transfóbicos. Estos datos revelan una paradoja: aunque existe amplio apoyo declarado, especialmente entre mujeres queer, persisten actitudes pasivas y transfobia internalizada, particularmente entre hombres gays cis en espacios LGBTQ+.

Aunque el respaldo general es alto, la transfobia persiste dentro de la comunidad LGBTQI+. En 1969, las personas trans dijeron “basta” por todes nosotres. Hoy, cuando sus derechos básicos están en juego, ¿dónde estaremos? Ser un aliado no es solo aceptar: es luchar activamente contra un sistema que quiere borrar a la comunidad trans. Como personas queer y cis, tenemos el poder y el deber de usar nuestros privilegios para proteger a quienes construyeron el movimiento que hoy nos incluye.

1. Usa tu privilegio cis para amplificar voces trans, no las sustituyas

Como personas cis dentro de la comunidad LGBTQI+, tenemos acceso a espacios donde las voces trans son sistemáticamente marginadas. Cuando participes en paneles, eventos o publicaciones, insiste en que haya representación trans. Si no es posible, cede tu lugar. Comparte recursos creados por personas trans citando siempre sus autores. En redes sociales, comparte hilos educativos de activistas trans antes que opiniones cis sobre sus experiencias.

2. Educa a otros gays cis, especialmente cuando sea incómodo

La comunidad gay cis no está exenta de transfobia. Desde chistes sobre “hombres vestidos de mujer” hasta la exclusión en apps de citas (“no trans, no gordos”), estos microagresiones normalizan la violencia. Cuando escuches comentarios como “los trans dan mala imagen al colectivo”, recuerda que ese mismo argumento se usó contra homosexuales en los años 80. Explica con paciencia (pero firmeza) que identidad de género y orientación sexual son distintas: alguien puede ser un hombre trans y gay, o una mujer trans y lesbiana.

3. Apoya económicamente de forma estratégica

Mientras muchas ONGs LGBTQI+ cis reciben fondos millonarios, mientras las organizaciones trans luchan por sobrevivir. Investiga y dona a fondos directos locales de apoyo a personas trans, como por ejemplo, migrantes. Si tienes un negocio, contrata artistas o proveedores trans. Boicotea establecimientos gay friendly que discriminen y denúncialos: ¿De qué sirve un bar con banderas arcoíris si no dejan entrar a mujeres trans?

4. Sé un aliado práctico, no solo simbólico

Para muchas personas trans, ir al médico o hacer trámites legales puede ser traumático. Ofrece acompañar a tus amigues trans a citas médicas (especialmente si son sobre hormonas), donde enfrentan constante cuestionamiento. Aprende sobre los procesos legales para cambiar nombre y género en documentos de tu país: muchas veces requieren testigos cis. Si eres profesional de la salud, aboga por protocolos trans-inclusivos en tu centro de trabajo. Nunca preguntes sobre genitales o cirugías por curiosidad.

5. Convierte tu activismo queer en acción política trans-inclusiva

Exige que las organizaciones LGBTQI+ donde participes incluyan demandas trans en sus agendas: ¿Por qué algunas federaciones LGBTQI+ siguen sin apoyar las leyes de identidad de género? Presiona a políticos queer cis (sí, esos que solo hablan de matrimonio igualitario) para que luchen contra las prohibiciones a tratamientos médicos para menores trans. Vota con conciencia: un candidato gay que apoye leyes anti-trans no es tu aliado.

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